CUENTO FIEBRE DE COLECCIONISTA (por Roger Zelazny)

—¿Qué estás haciendo ahí, humano?
—Es una larga historia.
—Bien, me gustan las historias largas. Siéntate y habla. ¡No, no encima mío!
—Lo Siento. Bien, es todo a causa de mi tío, el fabulosamente acaudalado...
—Detente. ¿Qué significa "acaudalado"?
—Bien, como rico.
—¿Y "rico"?
—Hmm... Montones de dinero.
—¿Qué es dinero?
—¿Quieres escuchar esta historia o no?
—Sí, pero también quisiera entenderla.
—Lo siento, Roca. Me temo que yo mismo no la entiendo por completo.
—El nombre es Piedra.
—De acuerdo, Piedra. Mi tío, que es un hombre muy importante, daba por supuesto que debía enviarme a la Academia Espacial, pero no lo hizo. Decidió que una educación liberal era mejor. Así que me envió a su vieja Universidad a especializarme en humanidades no humanas. ¿Me sigues hasta aquí?
—No, pero el entender no es indispensable para la apreciación.
—Eso es lo que yo digo. Nunca entenderé al tío Sidney, pero aprecio sus gustos extravagantes, su instinto de urraca y su grosera forma de entrometerse en los asuntos de los demás. Los aprecio hasta que me enfermo del estómago. No puedo hacer otra cosa. Es un viejo monumento familiar carnívoro, y aficionado a tener su propio estilo. Desafortunadamente tiene todo el dinero de la familia, así que en consecuencia, como una xxt sigue a una zzn, él tiene su propio estilo, siempre, invariablemente.
—Este dinero debe ser un material verdaderamente importante.
—Suficientemente importante como para enviarme a través de diez mil años luz a un planeta sin nombre al cual, incidentalmente, acabo de llamar Dunghill.
—El bajo-volador zatt es un comedor voraz; y ésa es la razón de su bajo vuelo...
—Lo he notado. Aunque, esto es moho, ¿no?
—Sí.
—Bien, entonces embalar no ofrecerá dificultades.
—¿Qué es "embalar"?
—Significa poner algo en una caja para llevarlo a otro lado.
—¿Cómo trasladarse?
—Sí.
—¿Qué estás planeando embalar?
—A ti, Piedra.
—Nunca fui de la clase rodante...
—Escucha, Piedra: mi tío es un coleccionista de rocas, ¿ves? También eres el más grande espécimen que he avistado. ¿Me sigues?
—Si, pero no quiero.
—¿Por qué no? Serás el Señor de su colección de rocas. Algo así como el tuerto en el país de los ciegos, si puedo aventurar una metáfora inapropiada.
—Por favor, no lo hagas, sea lo que sea. Suena horrible. Dime, ¿cómo supo tu tío sobre nuestro mundo?
—Uno de mis instructores leyó acerca de este lugar en una vieja bitácora espacial. El era un coleccionista de viejas bitácoras espaciales. La bitácora había pertenecido a un tal capitán Fairhill, quien descendió aquí hace muchos siglos y mantuvo prolongadas conversaciones con tu pueblo.
— ¡Buen viejo Mal Tiempo Fairhill! ¿Cómo está en estos días? Dale mis recuerdos...
—Está muerto.
—¿Qué?
—Muerto. Kaput. Evaporado. Ido. Desdoblado.
—¡Oh, cielos! ¿Cuándo sucedió? Confío en que fue un acontecimiento estético de la mayor import...
—Realmente no lo podría decir. Pero le pasé la información a mi tío, quien decidió coleccionarte. Es por eso que estoy aquí; él me envió.
—Realmente, por mucho que aprecio el cumplido, no puedo acompañarte. Casi estamos en época de desdoblamiento.
—Lo sé. Leí todo acerca del desdoblamiento en la bitácora de Fairhill antes de mostrársela al Tío Sidney. Arranqué esas páginas. Quiero que esté cerca cuando lo hagas. Entonces puedo heredar su dinero y consolarme con toda clase de distracciones caras por no haber ido nunca a la Academia Espacial. Primero me convertiré en un alcohólico, luego iré tras las mujeres —o quizá lo haga a la inversa...
—¡Pero yo quiero desdoblarme aquí, entre las cosas a las que me siento vinculado!
—Esto es una palanca. Voy a desvincularte.
—Si lo intentas, me desdoblaré ya mismo.
—No puedes. Medí tu masa antes de iniciar esta conversación. Te tomará por lo menos ocho meses, bajo condiciones terrestres, alcanzar proporciones de desdoblamiento.
—De acuerdo, estaba fanfarroneando. ¿Pero no tienes compasión? He descansado aquí por siglos, siempre desde que era un pequeño guijarro, como hicieron mis padres antes de mi. He aumentado muy cuidadosamente mi colección de átomos, construyendo la más fina estructura molecular del vecindario. Y ahora, ser arrancado justo antes del momento de desdoblar. Es... muy inrrocoso de tu parte.
—No es tan malo. Prometo que podrás coleccionar los átomos más finos disponibles en la Tierra. Irás a lugares donde ninguna otra piedra ha estado antes.
—Un consuelo pequeño. Quisiera que mis amigos me vean.
—Me temo que eso está fuera de consideración.
—Eres un humano muy cruel. Espero que estés por las inmediaciones cuando me desdoble.
—Me propongo estar lejos y en vísperas de prodigiosas orgías cuando ocurra.
Bajo la gravitación de sub-T de Dunghill, Piedra fue fácilmente rodada hasta el costado del sedán espacial, embalada y, con la ayuda de un montacargas, instalada en el compartimiento junto a la pila atómica. El hecho de que fuera un modelo sedán deportivo, para saltos cortos, construido según indicaciones de su propio dueño (quien había removido parte del blindaje) provocó que Piedra sintiera un súbito acceso de borrachera volcánica, agregara rápidamente selectos artículos a su colección y se desdoblara en el lugar.
Se desarrolló velozmente, extendiéndose luego en grandes oleadas a través de las planicies de Dunghill.
Muchas jóvenes Piedras cayeron de los cielos polvorientos gritando sus dolores de parto a través de la banda de sonido de la comunidad.
—Se fisionó —comentó un vecino distante, por sobre la estática—, y antes de lo que yo esperaba. ¡Sientan ese cálido resplandor!
—Un excelente desdoblamiento —coincidió otro—. Siempre da resultado ser un coleccionista cuidadoso.
FIN

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