Cuentan que había un poblado indio, al otro lado del gran desfiladero asentado en un Valle, cerca del bosque, al que llaman Manitú.
Cuentan que al llegar el solsticio de invierno, se preparaban para la noche mágica, Fiesta en la que participaban grandes y pequeños.
Y para que todos se habían dedicado en cuerpo y alma.
Pluma gris la mamá del jovencito Nube Blanca, le llamó interrumpiendo sus sueños y le dijo:
Hijo tienes que adentrarte en el bosque, apenas salga el sol,
Debes caminar y escoger el árbol que tus creas que te representa, cuando lo hayas encontrado, corta una rama, aquella que te habla.
Sigue sus pasos déjate llevar por tu corazón .Esa rama será tu Tótem.
¡Pero mamá contestó Nube Blanca, yo no tengo ganas de ir a esa fiesta!
¿Por qué no vas tú y coges la rama por mí Y yo mientras tanto remiendo la red de pescar?
Pluma Gris muy seria la contestó:
Aunque pudiese hacerlo, en tu nombre, no me está permitido.
Pues son tus sueños y anhelos los que deben ascender en la pira de nuestros antepasados.
Yo tengo los míos propios, a los que debo escuchar.
Veras hijo mío. La sabiduría de nuestro pueblo, es grande nadie puede caminar con tus mocasines y el camino sólo lo conoces tú.
Cuando las ramas ardan en la pira esta noche, el humo llevará tu esencia a las estrellas.
Al lugar donde se forman todas las cosas.
Tú y sólo tú, puedes pensar e imaginar el mundo que quieres para ti.
Dando tiempo al tiempo, el peso de las cosas creadas hace que regresen a la tierra, y a su lugar en la forma deseada.
Por eso es tan importante.
El día de hoy no se repetirá nunca más,
Le pasó a tu padre Águila Veloz, y a tu abuelo Ojo de águila ahora tú Nube Blanca, tienes de nuevo la oportunidad.
Sé consciente, es un regalo que no se dará dos veces.
Si quieres ven conmigo, voy a cortar mi rama, al igual que hizo mi madre y mi abuela.
Esta noche la veré incandescente elevarse hacia el cielo y con ella, mis sueños y anhelos.
Sé que aunque yo no esté aquí, porque el tiempo me habrá llevado con él, irán encontrándose todos los deseos de nuestro pueblo.
Y dará lugar a un Universo de posibilidades.
Quizás el mundo se parezca al que tú desees, cumpliéndose así tus sueños o el sueño de otros que hayan cortado su rama quemándolas en el fuego sagrado.
No lo olvides nunca hijo mío. En esta noche se abren las puertas del Universo, y la luz de Manitú baja a la tierra dándoles a los seres humanos, una nueva oportunidad de ser felices.
Encarnación Castro Moreno
(La tejedora de sueños)