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CUENTOS INFANTILES
CUENTO EL LEñADOR Y EL DUENDE (por Alfredo Francisco Humberto Juillet Frascara)
Había una vez un leñador muy viejo y su hijo, que vivían en lo más profundo del bosque , cercano al castillo de un rey orgulloso y pendenciero, quien era muy temido por su crueldad. Su castillo era el mayor y sus bodegas estaban llenas de joyas y objetos de oro, cortinajes de seda adornaban sus cámaras y en sus patios piafaban briosos corceles.

Sucedió una madrugada que el hijo del leñador , un joven muy apuesto deseó salir a buscar fortuna . Para hacerlo debía pasar por los campos del castillo, ya que el reino tenía en esa parte un gran río y una montaña que impedía el paso por otro lugar.

Juan, el hijo del leñador, se despidió de su anciano padre, que le esperaría junto de la cabaña de troncos, como siempre, erguido y alto como un roble , pues era fuerte aún . El joven partió , seguro de sí mismo , con una bolsa con ropa y algunos alimentos. Así caminó durante siete días, durmiendo siete veces al amparo de los árboles. Al octavo día salió fuera del bosque y miró, al fin, el gran río, la montaña y los verdes campos del rey Falten, cuyo castillo dorado y negro, allá arriba de la alta montaña gris, dominaba la comarca. Al medio día se topó con unos labradores que venían de sembrar, camino de unas lejanas casas, y les iba a saludar , cuando uno de ellos le divisó , alertando a sus compañeros. Estos le quedaron mirando y luego comenzaron a bajar a por él.

Juan continuó su camino silbando, pero interrumpió su canción al ver una formación de guerreros armados, en alto sus lanzas y pendones. Frente a ellos iba el rey Falten , enhiesto y orgulloso sobre su montura, portando una gruesa espada, cuya empuñadura arrojaba bellos reflejos al caer sobre las joyas los rayos del sol. El rey y sus caballeros llegaron ante el joven, y el rey miró con ojos malignos al leñador, diciendo:" ¿De adónde venís que ignoráis que ante mí os debéis postrar ? " Juan se inclinó, sacándose el gorro que llevaba puesto, y contestó: " Vengo de las profundidades del bosque Azul, en donde vivo con mi padre el leñador. He salido a conquistar fortuna , para dar a mi anciano padre una vejez tranquila."

La comitiva del rey expresó su asombro con murmullos de roncas voces. El Rey, con voz de trueno, bramó:" ¿ Entonces eres Juan, el hijo del antiguo rey de esta comarca ? ¡ Soldados : prendedle y llevadle de inmediato al calabozo de la torre Oscura !"

El joven, quien no esperaba tal reacción del rey, no puso resistencia pues estaba desarmado. Encadenado sobre un caballo le llevaron hasta el castillo. Como era la hora del almuerzo, pocos le vieron llegar entre la escolta de soldados . Le llevaron a la Torre Oscura, la más alta de todas, en la que moraba el rey Falten . Sólo que a Juan le condujeron a las mazmorras del subsuelo. En un calabozo húmedo y estrecho le arrojaron, excavado en la roca de la montaña, con una única puerta metálica, que tenía una ventana estrecha, por la que entraba la rojiza luz de una antorcha cercana. Una grieta en la roca dejaba pasar un hilillo de agua que escurría por el muro y se perdía en el piso, en otra hendidura.

El joven, adolorido al caer , ya que los carceleros le habían empujado y había caído al suelo, se sentó en el frío piso de piedra. Miró su habitación y se dijo que nunca debería haber salido del bosque Azul, y que su padre debería haberle dicho que eran de sangre real. Así habría estado prevenido. En un rincón algo de paja hacía las veces de jergón , en donde se acostó de espaldas. Percibió un sonido muy apagado , que se repitió a los cinco minutos. Era un sonido cristalino... aloha Buscó en los muros, y sintió que venía de la hendidura por la que manaba el agua. En ese momento se abrió la puerta, y un carcelero le dejó una escudilla con alimento y una cuchara.

Comió de la pasta que le habían llevado, que tenía un olor rancio. Luego, con la cuchara, comenzó a raspar la hendidura en la muralla, tratando de agrandar el boquete. Cuando el hoyo estaba ya de un palmo de ancho, un trozo cedió, y saltó un chorro de agua al interior del calabozo. El agua daba contra el muro de enfrene, escurriéndose hacia el suelo ruidosamente. Como la celda era hermética, pronto el agua le llegaba a la cintura. Comenzaba a pensar en aporrear la puerta, para no ahogarse, cuando un objeto brotó desde el boquete, dando un sonido metálico al golpear el muro contrario. Era una botella, visible pálidamente gracias a la luz de la antorcha del pasillo, que entraba dificultosamente por la mirilla de la puerta.

Tenía un tapón sellado con lacre, y un signo estampado allí. Lo retiró el joven y sacó el tapón . Un humo acre se expandió por la celda, entibiando el ambiente. Cuando se disipó, vio a un duende, parado sobre el agua. Usaba ropa verde, y le miraba , con una cara de barba en punta y ojos chispeantes.

" ¡ Me has liberado !"- Dijo el ser, con voz ronca y extraña.

- " Un duende !" - Exclamó el joven, sintiendo el agua a medio pecho; vio que el agua ya salía al pasillo, usando la ventanilla como vertedero. - " Estuve allí mucho tiempo ! Pagada está la apuesta por la que fui encerrado; pero te debo dos deseos, antes de poder partir. Hazlos ya."- Conminó el duende, tocando ya su gorra el piso de piedra, ya que el agua seguía acumulándose rápidamente.

- ¡ Deseo verme fuera del castillo ahora mismo !"- No alcanzó a esperar un segundo, cuando ya estaba , de pie y con el frasco en la mano, justo fuera del castillo, sobre el puente levadizo. El rey Falten venía saliendo a caballo ...

De un ágil salto, se puso tras unas piedras, tratando de pasar desapercibido. Ya cuando parecía haberlo logrado, el rey le miró. Rápidamente, Juan salió corriendo hacia el interior, puesto que los guardias se habían alertado, y con los corceles le habrían dado caza en segundos, de haber elegido la calle para correr. Vio la entrad a a una torre, y se zambulló por la entrada, hallando una escalera interior, que subía hacia los pisos altos, sin soltar la dichosa botella, aunque del duende no se veían trazas. Entró a cualquier sala corriendo por sobre los tapices de rico diseño, y traspasando dinteles de ricos cortinajes. Tras un biombo se ocultó, acezando. En la misma sala estaba una joven doncella, preocupada tejiendo en un bastidor, que volteó la vista, y le divisó, dando un grito y soltando la prenda.

- " ¡ No os asustéis, bella dama ! Me persiguen por ser el príncipe del antiguo Rey ! Imploro a vos me ocultéis hasta que pase el peligro !"- Pidió Juan.

Ella, encantada y prendada de ese joven tan apuesto y gentil, respondió de inmediato :" ¿Cómo os llamáis ?" El le dio su nombre, a lo que ella dijo:"- Yo soy Flor de Sol, la hija del rey Falten"

al oír esto el joven, retrocedió, alarmado. Ella dió algunos pasos, y le tomó del brazo, susurrando :" ¡ No temáis ! Conozco lo cruel que es mi padre y os ayudaré a no caer en sus manos. Confiad en mí!"

La bella doncella le hizo pasar hasta un gran armario , en donde tenía sus vestidos. Apenas se hubo encerrado allí Juan, entró el Rey Falten a la habitación, preguntando:" ¿Has visto a un hombre con trazas de leñador pasar por aquí ?" Como la princesa le repondiese que no, el Rey siguió diciendo:" ¡ SE ha escondido en esta torre ! Pero ya le encontraremos: he subido el puente levadizo y no podrá salir del castillo !"

Riendo como el rey cruel que era, salió de la habitación de la bella joven con su espada en la mano. Flor de Sol corrió hasta el enjoyado armario y abrió una de sus puertas, para que saliera Juan. Juan se arregló la chaqueta, estirando su cuerpo, tras haber estado entre los vestidos de la joven. La princesa, mirándole arrobada, le dijo:" ¡ Juan, tú también puedes ayudarme a mí . el príncipe Oef, del reino vecino, se casará conmigo dentro de tres días, y yo no lo quiero, pues es malo y cruel como mi padre. ¿Me ayudarás a escapar ?" Juan se pasó la mano por la barbilla, pensando. De repente, dió una palmada en su frente, y sacando la botella , que llevaba en el bolsillo de su chaqueta, le habló:" ¡ Duende ! Tú me ayudarás : quiero un reino más grande que éste , con un gran castillo , vecino al del príncipe Oef, y que fuera de esta torre me espere un caballo enjaezado !"

Dicho lo cual, volvió a sacar el tapón con los sellos, arrojándolo lejos.

El duende volvió a aparecer, pero viniendo desde un rincón de la sala, y dijo:" Tus dos deseos son cumplidos, Juan !"

Dicho lo cual se fue caminando por la puerta de la habitación, hacia la tierra de los duendes. la joven princesa miró por la ventana hacia el patio del castillo, viendo un caballo con hermosa montura, atado a un poste que nunca antes vio por allí. Juan bajó con ella de la mano, tapado el rostro con un manto. Subieron sin contratiempos sobre el corcel, con el cual galoparon hacia el levantado puente levadizo, al cual se le rompieron las cadenas por ensalmo y cayó al suelo, sirviendo para que los jóvenes traspusieran el foso , pasando por entre los aterrados guardias de la puerta.

Tan rápido era el galope del corcel, que en contados minutos estuvieron en el castillo de Juan. allí, una partida de caballeros armados les esperaba, para darles escolta. Dejando en una decorada sala a la princesa Flor de Sol, Juan arengó a sus flamantes guerreros, y regresó al castillo del rey Falten, el cual intentó resistir dentro de su torre mayor, pero fue derrotado prontamente, por lo cual se lanzó desde la más alta ventana al vacío, destungándose al dar en los adoquines del patio.

Regresaron Juan y sus valientes al castillo encantado, hallando a la princesa esperando a la entrada del mismo.

- ¡ Tu padre ha sufrido un accidente ! Nadie le empujó, lo juro !"- Se defendió Juan, descabalgando.

La princesa sonrió, diciendo: " ¡ Os creo, mi héroe !"

Y del brazo entraron a la torre mayor, en donde vivieron muy felices para siempre.

FIN

(30 de mayo de 1996.- Alfredo Francisco Humberto Juillet Frascara. Santos Dumont , Santiago. Chile.)


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