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CUENTOS CIENCIA-FICCIóN
CUENTO TRíPTICO (por Julia Ibarra)
Entró en la galería para contemplar una pintura, cuyos méritos así como la perfección de la modelo corrían de boca en boca por toda la ciudad. Se componía de tres tablas y estaba realizada con una mano maestra y minuciosa, con un arte que parecía de la época medieval.
En la primera escena un caballero regresaba triunfante de la guerra entre el entusiasmo de sus huestes y por la lontananza emergía un inquietante perfil de mujer. En la segunda, la mujer, joven y bella, vestida de una túnica morada, cobraba presencia, mientras el caballero se llevaba la mano al corazón y su semblante se cubría de un hálito de angustia. En la tercera, el cuerpo del caballero yacía sobre el césped con un espasmo de dolor y la joven que era la representación de la muerte, reaparecía en medio de un lúgubre resplandor.

Los ojos del hombre se bañaron durante un largo rato en aquella delicia fantasmal e imaginó cuan dulce sería conocerla para morir anegado en la turbia materia que se desprendía de su femineidad.
Desde entonces no dejó de soñar con el tríptico. Una tarde después de un trabajo agotador, sentado en su despacho frente al escritorio, vio que la esposa abría la puerta y avanzaba hacia él con paso sigiloso, mientras sus ojos se hacían más oblicuos, su óvalo se alargaba y el color de la tez adquiría una lívida transparencia. Era como una extraña sensación e incluso le llegó a parecer que su cuerpo emitía una fuerte descarga de lascivia.
Sintió pánico ante el gesto despiadado con que ella iba adentrándose en la penumbra, ante las manos de una gélida blancura que ahora se elevaban a la altura de su rostro, ante la túnica violeta con que de súbito creía verla revestida y no pudo menos de pensar si habría sido la modelo-amante del artista que con la fuerza de la técnica y de la imaginación la hubiera transformado, hasta percibirla con los mismos rasgos y atributos con los que él ahora la estaba percibiendo. En seguida exhaló un gemido para desplomarse sobre la mesa con el espasmo de la muerte como el caballero del tríptico.


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