El Zorro pensó en regalarle algunos besos a su esposa doña zorra, para que ella se los pusiera cuando quisiera.
Se buscó una caja del tamaño de un elefante, la llenó de besos y la forró de papel regalo brillante.
Como doña Zorra no encontró nada a su interior, don Zorro, le aclaró :
- Son trescientos sesenta y cinco besos grandísimos e invisibles, para que cada día del año te pongas uno.
Entonces doña Zorra, botó el paraguas y la escoba con los que lo maltrató,
se volvió a llenar su corazón de amor al Zorro y sus pilatunas olvidó.