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CUENTOS INFANTILES
CUENTO LOS REGALOS DE OIKODORO (por Patricia Morales)
La amistad de Oikodoro y Kosmodoro
"Los regalos de Oikodoro"

Como todos los duendes Oikodoro está muy vin­culado a la Tierra. Pero como ya de niño él estaba tan dedicado a llenar de cuidados la Tierra y junto a ella a los seres humanos, los animales y las plan­tas, los demás duendes lo quisieron llamar Oikodoro, que viene del griego y significa "el que da regalos a la casa, la Tier­ra", pues los duendes creen que el cuidado es el mejor regalo para la Tierra, que es la casa de todos y también de los duendes. Si lo pronunciamos OIkodoro significa "el que recibe regalos de la Tierra", y es también verdad, pues es toda la naturaleza es un maravilloso regalo para todos.

Oikodoro es también muy famoso por sus regalos para los niños. Para ello llena una bolsa muy original. Pero una vez alguien tomó su bolsa de regalos y desapareció con ella. Sin encontrar rastro alguno, Oikodoro resolvió con­tar lo sucedido a los niños. Con mucha ternura los niños con­solaron a Oikodoro. Entonces resolvió regalarles su propia lupa y su teles­copio, que el mismo había construido. Para sus travesías eran muy impor­tan­tes, pues con el telescopio observa el curso de las estrellas y se deja guiar por ellas, y con la lupa estudia los rastros en el bosque y la com­posición del agua. Estos dos regalos fueron muy festejados por los niños. Oikodoro les contó que el mundo mismo es un regalo y que el mundo esta lleno de muchos regalos todav­ía por descubrir: con la lupa un mundo desconocido llega a nuestra visión, y con el telescopio se acercan a nosotros el mundo de las estrellas y los planetas, y nuestro lugar en el universo. Junto a nuestros ojos se puede contemplar el universo. Lo que también significaba que debíamos proteger la naturaleza y la humanidad cuando ellas no son respetadas desde sus pequeñas hasta enormes maravillas.

Los niños disfrutaban de esos regalos tan valiosos, cuando uno de los niños miró con el telescopio hacia una mon­taña cercana a la ciudad. Y quien apareció en la lente sino el ladrón de la bolsa con los regalos! Con la lupa los niños fueron siguiendo las huellas que subían por la montaña. El hombre avergon­zado pidió disculpas a todos por su acción, y explicó que el mundo le resultaba abur­rido, donde nada había por des­cubrir o por realizar, y que su última esperan­za eran los juguetes de Oikodoro.

Los niños habían aprendido la lec­ción del duende: el mundo está lleno de regalos para quien sabe des­cubrirlos, y también todos nosotros debemos brindar nuestra protección a la naturaleza. Todos los regalos fueron devueltos a Oikodoro, que los repartió entre los niños. Los niños quisieron entregarle la lupa y el teles­copio, pero él encontró tan bello como habían sido ubicados en el parque de la ciudad, que prefirió dejar­los allí, no sin antes encomendarle al hombre travieso la tarea de limpiar y cuidar los utensilios. Él tendría así la opor­tunidad de descubrir el mundo de lo pe­queño y de lo grande a través de aquellos regalos y sus propios ojos, y encontrar su lugar en el universo como ser humano y el respeto a la dignidad de las personas.

La Carta de la Tierra en los cuentos de Oikodoro
(cuentos para niños)
de Patricia Morales
http://www.terracuranda.org/Cuentario/indice.htm


Lección / Moraleja:
Principio 1: Respetemos la Tierra y todas las formas de vida, pues ellas tienen en sí misma un valor. Y afir­memos con todas nuestras fuerzas la dig­nidad que todos los seres humanos y duendes tienen en si mismos y la impor­tancia de todo lo que juntos realizaremos como pen­sadores, artis­tas y personas de buen corazón.
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