Al regresar a Buenos Aires de unos de sus frecuentes viajes de negocios, el empresario Jerónimo Noziglia traía consigo a una niña.
Su esposa se opuso de inmediato a la llegada de aquella niña, pero luego se encariño mucho con ella. Esta niña se llamaba Luisa, pero le decían Luisona porque era muy alta para sus 10 años. Antes de llegar a Buenos Aires, Luisona vivía en un lugar pobre y con muchos hermanos.
La familia se fue al “ country” donde tenían una casa para pasar las vacaciones. Debido a que la familia Noziglia era numerosa, tres hijos y empleados, Luisona tuvo que dormir en uno de los vestuarios que estaban alrededor de la piscina. Para ella esto era como un hotel cinco estrellas comparado con su casa.
Todo marchaba muy bien hasta la noche en que se celebraba el cumpleaños de Jerónimo. Esa noche Luisona se sintió mal y al acabar la fiesta bajo una hermosa luna llena los perros de todas las casas vecinas comenzaron a ladrar. Después de esto, a la mañana siguiente, las mascotas de una casa vecina amanecieron muertas.
Pasó el mes y nada extraño volvió a pasar, hasta que al siguiente mes ocurrió un incidente similar, posterior a la noche en que comenzaba un torneo de tenis en el que participaban los hijos de Jerónimo. En este incidente murieron las mascotas de la familia Noziglia. Aquella noche las criadas de la casa vieron como un lobisón mataba a las mascotas. Ellas trataron de detenerlo con unas escobas pero este se escapo. Cuando las criadas contaron este hecho a los policías, estos no creyeron mucho. Un lobisón era para ellos como un hombre lobo, por eso la historia resultaba imposible. Una de las criadas contó que este tipo de criaturas nacía después de siete nacimientos del mismo sexo. Es decir el 7º hijo resultaba ser un lobisón, producto de un extraño hechizo. Entre tanto fueron a ver como se encontraba Luisona, sin embargo esta había desaparecido. Pensaron que se la había llevado el lobisón. De madrugada, a las 6 de la mañana, Luisona apreció, toda pálida y sucia, no hablaba nada.
En el transcurso del siguiente mes, la gente se fue preparando según lo narrado por la criada de Jerónimo. Ella les dijo como podían matarlo y que solo aparecía en luna llena. Para matar al lobisón debían usar balas de plata bendecidas o un fracón bendecido que tenga el mango y la hoja en forma de cruz.
Cuando llego la temida noche de luna llena de mitad de marzo, “ Tierra Galana” en pleno se mantuvo alerta. En la casa de Jerónimo para mayor precaución, colocaron a Luisona a dormir en un colchoncito junto a la cuna de Milagritos. A las dos menos cuarto en la casa de los Noziglia, el llanto de Milagritos interrumpió la tensa calma. Todos subieron rápidamente a ver lo que sucedía, Milagritos estaba ilesa pero Luisona no se encontraba en la habitación, una de las criadas pensó que el monstruo había raptado a Luisona y que además había desgarrado parte de la manta rosa que cubría la cuna.
Los hombres buscaron toda la noche al monstruo, después de muchas horas solo encontraron a Luisona muerta tirada en una Zanja. Una de las enfermeras que acomodó su cuerpo en la camilla se percato de la herida de bala que esta tenía. La bala era una de las de plata y en sus manos Luisona tenía una de las hebras de lana rosa de la manta de la cuna de Milagritos. Sin duda Luisona era lobisona, en ella se había cumplido el hechizo por el hecho de ser la séptima hija mujer.