Siripo vivía junto a su abuela en la villa “La fin del mundo “ en una miserable vivienda, ese día parecía ser el día de suerte de Siripo había encontrado unos hermosos mocasines marrones justo de su talla y bastante comida en el basurero. A la mañana siguiente amanecieron tres hombres muertos por una patada en la zona de la mandíbula inferior en la villa “la fin del mundo”y durante la siguiente semana siguieron habiendo mas muertes, en el octavo día la tragedia calló sobre la familia de un amigo de Siripo, el Negro Ordóñez, quien luego de esto se unió en su persecución a la mañana siguiente aparecieron mas atacados y entre estos el mismísimo Negro Ordóñez, pero este no había muerto y cuando se recuperó pudo contarle a los policías que era lo que atacaba y lo que les dijo fue que un par de mocasines sin cuerpo pero si con pies le habían pegado y con tristeza admitió que el sabía de quien eran estos zapatos.
Fue entonces cuando sucedió la peor tragedia en casa de Siripo y de su abuela, los policías se llevaron a Siripo a la cárcel, pero lo más extraño estaba recién por suceder resulta que mientras Siripo se encontraba encarcelado en la noche sucedieron dos asesinatos más y a la mañana siguiente los zapatos del niño estaban llenos de sangre.
Esa noche tomaron otras medidas guardias defenderían la villa mientras que otros vigilaban al niño mientras este dormía. Entonces sucedió que los pies con los mocasines, se salieron del cuerpo, y aunque trataron no pudieron agarrar a los mocasines.
Cuando Siripo se despertó ya no tenía pies y fue como si hubiera nacido sin ellos porque ni le dolía. La comunidad ante la triste causa reunió fondos para Siripo y su abuelita con los que se le pudo hacer una prótesis al niño y la abuela pudo tener un quiosco. Encuato a los mocasines nunca más se supo de ellos.