En el silencio de la noche oscura
sale de la espesura
incauta la luciérnaga modesta,
y su templado brillo
luce en la oscuridad el gusanillo.
Un sapo vil, a quien la luz enoja,
tiro traidor le asesta,
y de su boca inmunda
la saliva mortífera le arroja.
La luciérnaga dijo moribunda:
¿Qué te hice yo para que así atentaras
a mi vida inocente?
Y el monstruo respondió: Bicho imprudente,
siempre las distinciones valen caras:
no te escupiera yo, si no brillaras.
Lección / Moraleja:
Hay que tener cuidado de quienes siempre envididan lo que distingue a otros