Vencidos los ratones
huían con presteza
de una atroz enemiga
tropa de comadrejas:
Marchaban con desorden;
que cuando el miedo reina,
es la confusión sola
el jefe que gobierna.
Llegaron presurosos
a sus angostas cuevas,
logrando los soldados
entrar a duras penas;
pero los capitanes,
que en las estrechas puertas
quedaron atascados
sin ninguna defensa,
a causa de unos cuernos
puestos en las cabezas,
para ser de sus tropas
vistos en la refriega,
fueron las desdichadas
víctimas de la guerra;
haciendo de sus cuerpos
pasto las comadrejas.
¡Cuantas veces los hombres
distinciones anhelan,
y suelen ser la causa
de sus desdichas ellas!
Si Júpiter dispara
sus rayos a la tierra,
antes que a las cabañas,
a los palacios y a las torres llegan.
Lección / Moraleja:
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