Oh jóvenes amables,
que en vuestros tiernos años
al Templo de Minerva
dirigís vuestros pasos,
seguid, seguid la senda,
en que marcháis, guiados
a la luz de las Ciencias
por profesores sabios.
Aunque el camino sea,
ya difícil, ya largo,
lo allana y facilita
el tiempo y el trabajo.
Rompiendo el duro suelo,
con la esteva agobiado,
el labrador sus bueyes
guía con paso tardo;
mas al fin llega a verse
en medio del verano,
de doradas espigas,
como Céres, rodeado.
A mayores tareas,
a más graves cuidados
es mayor, y más dulce
el premio y el descanso.
Tras penosas fatigas,
la labradora mano
¡Con qué gusto recoge
los racimos de Baco!
Ea, jóvenes, ea,
seguid, seguid marchando
al Templo de Minerva
a recibir el lauro.
Mas yo sé, caballeros,
que un joven entre tantos
responderá a mis voces:
No puedo, que me canso.
Descansa enhorabuena:
¿Digo yo lo contrario?
Tan lejos estoy de eso,
que en estos versos trato
de daros un asunto
que instruya deleitando.
Los perros y los lobos,
los ratones y gatos,
las zorras y las monas,
los ciervos y caballos
os han de hablar en verso;
pero con juicio tanto,
que sus máximas sean
los consejos más sanos.
Deleitados en ello,
y con este descanso,
a las serias tareas
volved más alentados.
Ea, jóvenes, ea,
seguid, seguid marchando
al Templo de Minerva
a recibir el lauro.
¡Pero qué! ¿os detiene
el ocio y el regalo?
Pues escuchad a Esopo,
mis jóvenes amados:
Envidiando la suerte del cochino,
un asno maldecía su destino.
«Yo, decía, trabajo y como paja;
él come harina, y berza, y no trabaja:
A mí me dan de palos cada día;
a él le rascan y halagan a porfía.»
Así se lamentaba de su suerte;
pero luego que advierte
que a la pocilga alguna gente avanza
en guisa de matanza,
armada de cuchillo y de caldera,
y que con maña fiera
dan al gordo cochino fin sangriento,
dijo entre sí el jumento:
Si en esto para el ocio y los regalos,
al trabajo me atengo y a los palos.
Lección / Moraleja:
Todo hay que 'sudarlo' en la vida. Nada se consigue sin esfuerzo, la holgazaneria y el ocio no deparan nada bueno en el futuro.