Presa en estrecho lazo
la codorniz sencilla,
daba quejas al aire,
ya tarde arrepentida,
«¡Ay de mí miserable
infeliz avecilla,
que antes cantaba libre,
y ya lloro cautiva!
Perdí mi nido amado,
perdí en él mis delicias;
al fin perdilo todo,
pues que perdí la vida.
¿Por qué desgracia tanta?
¿Por qué tanta desdicha?
¡Por un grano de trigo!
¡Oh, cara golosina!
El apetito ciego,
¡a cuantos precipita,
que por lograr un nada
un todo sacrifican!
Lección / Moraleja:
El apetito ciego,
¡a cuantos precipita,
que por lograr un nada
un todo sacrifican!
Hay ocasiones en que se actúa sin pensar bien en los riesgos,nos dejamos llevar por pasiones que nos ciegan.