A una cierva decía
su tierno cervatillo: «Madre mía,
¡es posible que un perro solamente
al bosque te haga huir cobardemente,
siendo él mucho menor, menos pujante!
¿Por qué no has de ser tú más arrogante?-
Todo es cierto, hijo mío;
y cuando así lo pienso, desafío
a mis solas a veinte perros juntos.
Figúrome luchando, y que difuntos
dejo a los unos; que otros, falleciendo,
pisándose las tripas, van huyendo
en vano de la muerte,
y a todos venzo de gallarda suerte;
mas si embebida en este pensamiento,
a un perro ladrar siento,
escapo más ligera que un venablo,
y mi victoria se la lleva el diablo.»
A quien no sea de animo esforzado
no armarlo de soldado,
pues por más que, al mirarse la armadura,
piense, en tiempo de paz, que su bravura
herirá, matará cuanto acometa;
en oyendo en campaña la trompeta,
hará lo que la corza de la historia,
mas que el Diablo se lleve la victoria.
Lección / Moraleja:
Es común a los humanos dejar 'trabajar' la imaginación y creernos por algun momentos lo que deseariamos que 'fuera', pero hay que reconocer que en deguida 'tocamos de pies a tierra'.