Entró Mercurio disfrazado un día
en la casa de un célebre estatuario,
Por ver cuanto valia
de los dioses el Nuncio extraordinario.
Estatuas vió de Júpiter, de Marte,
de Juno y de Diana;
Y por disimular trató de precio:
Preguntó por la suya, y con desprecio
le responde el artífice: he de darte
esta sin interés de buena gana,
pues no quiere llevarsela ninguno,
con tal que compres la de Jove, o Juno.
Si así se disfrazaran
algunos presuntuosos,
y del mérito suyo preguntaran,
¿Quedarían acaso más gustosos?
Lección / Moraleja:
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