De flaqueza de estómago achacosa,
en un lazo cayó cierta raposa:
Escapó, pero en prenda
dejó presa su cola reverenda.
Fuera del susto ya, luego la asalta
El dolor por la pieza que le falta;
Y de rabia se apura
por ese menoscabo de hermosura
¿Que tal parecerá, decia, sola.,
entre todas las zorras yo sin cola?
Pero paciencia, para todo hay medida
ya he discurrido yo cierto remedio.
Con esa idea sale luego a la plaza,
y dice a las demás, mirad que traza;
he vendido la Chia,
Porque ella a la verdad no me servia
sino para embarazo, y coger lodo;
Haced todas también del mismo modo.
Bravo, dijo una zorra muy astuta,
la cola es hermosura sin disputa:
si usted, señora mia, la ha desecho,
hagale en hora buena buen provecho,
que no henmos de perder, porque lo diga,
cosa que nos adorna y nos abriga.
¡A cuantas esta fábula contara
cuando veo que ponen mala cara,
Y deslucir pretenden con cuidado
en las otras las gracias y hermosura,
de que su edad madura,
o sus achaques a ellas han privado!
Lección / Moraleja:
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