Revolotea con su grácil silueta,
coloreando piruetas,
como si fuera una dama de cristal,
y de puntillas, a su flor hace cosquillas
y su danza es una estela de coral.
Su sinfonía es tejer la melodía de un vals,
y su cabeza, pizpireta y regordeta ,
hace cucos y sonríe al pasar,
ladeando sus alitas, dibujando por el cielo
figuritas de sal.
Vuelta y vuelta, se le escapan los sonidos al danzar,
y montada en una clave de sol gira al compás.
y se deja guiar por el pentagrama
hasta que termina al fin su dulce tonada.
Ya la noche se ha dormido en su regazo
y comienza la aventura de soñar,
con sus alas escondidas esperando la mañana,
para comenzar la dicha de bailar