La amistad de Oikodoro y Kosmodoro
La solidaridad de los árboles
Una vez el gran árbol del bosque no tuvo casi hojas al llegar la primavera. Después de un invierno muy duro, en el que los niños casi no jugaron en el bosque, los niños volvieron a ser rondas alrededor del árbol, aún sin flores. El árbol, que siempre ayuda a los pájaros viajeros en otoño, tampoco pudo comunicarse con ellos.
-Qué le pasa al árbol?, quién podrá ayudarlo a florecer?, los niños fueron a preguntarle a Oikodoro. Los niños corrían y los pájaros volaban de copa en copa en busca de una respuesta.
Oikodoro invitó a los niños a visitar los árboles del parque que estaban muy floridos y buscar allí una solución. En el parque también hay un gran árbol, cuya frondosa sombra gira de la mañana a la tarde, dando frescor a toda la ciudad.
-El gran árbol del bosque no ha florecido, cuentan apenados al gran árbol del parque. Este árbol escuchó a los niños y recordó un tiempo de muchas heladas:
-Una vez hubo un invierno tan frío, en el que los niños no visitaron el parque. Los juegos estaban vacíos y por el parque pocas personas caminaban de paso. Al llegar la primavera yo no florecía porque había estado muy solo durante el invierno y me había debilitado. Los niños en ronda cantaban y bailaban, pero yo poco los veía y escuchaba. Hasta que uno de los niños encontró la solución. 'Quizá, nosotros no entendemos el lenguaje de los árboles. Busquemos algún árbol que pueda hablar con él', sugirió. Los niños caminaron todo el día en busca de un árbol florido, y llegaron hasta el bosque, donde esa vez el gran árbol del bosque estaba muy florecido. Aquel duro invierno los niños habían construido sobre el árbol del bosque nidos para los pájaros y una casita para otros animales, pues no todos habían podido viajar por el frío tan intenso. Durante ese invierno el gran árbol se había esforzado mucho por mantener muchas ramas y hojas, para proteger a los animales. Tan grande fue su fuerza, que en la primavera sus hojas y flores eran tan enormes como bonitas. Después del relato a los niños, el árbol del bosque sacudió sus ramas y llenó de hojas y de flores las manos de los niños y las alas de los pájaros. Si llevan rápidamente estas hojas y flores al gran árbol del parque y también mi amistad, él florecerá, dijo el árbol del bosque tiernamente.
Oikodoro comentó a los niños que los árboles no se mueven, pero que tienen entre ellos una profunda amistad, y son los niños quienes pueden ayudarlos a comunicarse. Esa vez el gran árbol del parque cubría de sus bellas hojas y flores las manos de los niños y los pájaros, que las llevaron con mucho cuidado al gran árbol del bosque. El árbol del bosque recibió emocionado las hojas y las flores, y el mensaje de amistad del árbol del parque. Los niños subieron a sus ramas y las llenaron de hojas y flores, y el gran árbol del bosque floreció como en toda primavera. Con el sol y la luz del verano los niños jugaron mucho con los árboles. Los niños supieron de su afecto y, cuando estaban juntos, formaban una larga ronda desde el bosque hasta el parque para unir a los grandes árboles amigos.
La Carta de la Tierra en los cuentos de Oikodoro
(cuentos para niños)
de Patricia Morales
http://www.terracuranda.org/Cuentario/indice.htm
Lección / Moraleja:
Principio 4: Aseguremos que la Tierra se mantenga bella y magnifica tanto para todos nosotros como para todos los que vivan en el futuro. Protegiendo nuestros ideales y culturas, formularemos a continuación principios más particulares.