Ocurrió que un escorpión deseaba vadear un río cuando acertó a pasar por allí una rana que tenía la misma intención.
-Rana -dijo el escorpión-, quiero cruzar el río pero yo no sé nadar. ¿Por qué no me ayudas llevándome a tu espalda?
-¿Cómo voy a llevarte? Eres muy peligroso, tu veneno es mortal y seguro que me picarías.
- Te aseguro que no te atacaré -protestó el escorpión-. Tienes la certeza de ello, ya que si te picase yo también moriría cuando tú te hundieras.
Este argumento convenció a la rana, que, con el escorpión ya subido a su espalda, comenzó a cruzar el río. Pero justo en medio de la corriente, sintió el doloroso picotazo de la alimaña clavándose en su carne.
-¿Por qué lo has hecho? -acertó a preguntar instantes antes de morir.
-Lo siento mucho, ranita, pero es mi naturaleza -respondió el escorpión mientras se hundía en las aguas para siempre.
Lección / Moraleja:
Nunca creas a quien promete que actuará en contra de sus instintos naturales. Puede decirlo de corazón pero...."es mi naturaleza".