En una hermosa noche de luna llena, dos jóvenes guerreros se contaban sus aventuras amorosas. Caminaban rodeando una colina y en su andar llegaron a una pequeña cañada. De pronto, los jóvenes se quedaron sorprendidos al ver a una bellísima mujer que subía por la cañada en dirección a ellos. La mujer iba delicadamente pintada y vestía un traje deslumbrante, de hermosos colores y finos tejidos.
--«iMira, qué mujer tan bella!», dijo uno de los guerreros. Ya me he enamorado de ella. La capturaré y la haré mi esposa.
--«No», le dijo el otro joven. No le hagas daño. Podría ser una mujer sagrada. Caminando lentamente, con un porte distinguido, la bella joven se acercó a ellos y elevó una pipa que ofreció primero al cielo y luego a la tierra. Luego, avanzó sujetando el objeto en sus manos, extendidas hacia adelante. Colocó la pipa sobre la tierra y, súbitamente, se convirtió en un búfalo hembra. Escarbó el suelo, estiró el rabo y alzó la pipa del suelo con las pezuñas. De inmediato, volvió a convertirse en mujer.
-- «He venido a entregaros este regalo», dijo a los jóvenes. «Es la pipa de la paz. A partir de ahora, todos los acuerdos y ceremonias se celebrarán después de fumar esta pipa». «Traerá a vuestras mentes pensamientos de paz», continuó la mujer. «Se la ofreceréis al Gran Misterio ya la Madre Tierra».
Los jóvenes guerreros corrieron hasta su aldea y explicaron lo que habían visto y oído a los ancianos ya otros hombres de su pueblo.Tras escuchar el relato, todos acudieron al sitio donde se encontraba la bella joven. Ésta repitió lo que había dicho a los guerreros y agregó:
--«Cuando hayáis liberado el alma, el espíritu de los antepasados, deberéis conseguir la piel de un búfalo blanco hembra». A continuación entregó la pipa a los sanadores de la aldea, volvió a convertirse en búfalo y se marchó a la tierra de los búfalos.
(PAWNEE)