CUENTO QUIENES NO APRENDEN A LA PRIMERA. . . NI A LA SEGUNDA (por Tradicional de Oriente)
Un hombre fue al mercado con una buena bolsa de dinero para comprar un burro. Un pillo se apercibió de que aquel hombre era tonto y confiado, por lo que le mostró un animal viejo y enfermo que, convenientemente ajaezado y disfrazado, hizo pasar por un ejemplar joven y sano que el tonto compró pensando que hacía buen negocio.
De vuelta a su casa se dio cuenta del evidente engaño y recorría el camino entre lamentos y sollozos. Un anciano que lo oyó, se interesó por sus penas y el hombre le contó cómo había sido víctima de un timo. El anciano lo animó diciéndole:
-A mí puede interesarme tu burro aunque sea viejo, pero puedo darte muy poco por él; si lo deseas, iré a mi casa a por el dinero, tú mientras tanto espérame tranquilamente debajo de esa sombra.
El hombre accedió pensando que eran mejor unas monedas que un animal que no servía para nada, así que se sentó debajo de la sombra y al rato se durmió.
Al despertar, alguien había robado el burro cortando la cuerda con la que estaba atado.
-¡Qué desgracia, no tengo ni el dinero ni el burro! ¿Qué más puede pasarme?
Continuó su camino cuando en un recodo vio cómo una mujer lloraba al lado de un pozo.
-¿Qué os pasa, buena mujer? –preguntó el hombre.
-He sido víctima de una desgracia -le dijo la mujer entre sollozos-; iba al mercado con mi bolsa llena de dinero para comprar un buen burro cuando al intentar sacar agua del pozo para beber, se me ha caído la bolsa al fondo. Pero soy torpe y débil y no pudo bajar a rescatarla, si tú lo hicieras por mí, te daría la mitad de mi dinero.
El hombre accedió encantado, pensando que al final la suerte le sonreía y podría volver a casa sin tanta pérdida, así que se quitó la ropa y sin dudarlo, bajó al pozo. Al cabo de un rato de buscar infructuosamente subió a la superficie y vio que su ropa había desaparecido.
Desnudo, sin dinero y sin burro, sus lamentos le impidieron ver cómo se alejaban de allí el pillo, su mujer y su padre, riéndose a carcajadas de aquel idiota y confiado.