Ayer me compró papito
un molinito
de papel.
Y como me gusta tanto
silbo y canto,
corro con él.
Te presto mi molinito
por un ratito
y vas a ver
cómo mientras va girando
te va enredando
en su color,
hasta que, pues tanto gira,
si tú lo miras
es una flor...
y parece que del palito
un brotecito
sale al sol.