Para hacer un poema se necesita
tomar las lucecitas de blancos sueños,
pegarlas con la magia de una varita
a la hoja rayada de algún cuaderno...
Para hacer un poema se necesita
saber cortar las olas con la tijera,
coserlas a las nubes y, en calesita,
fabricar un sol rojo sin primavera.
Para hacer un poema se necesita
la ayuda de arañas... de golondrinas...
de las arpas del viento que se dan cita
con la tarde gitana por las esquinas...
Y por fin, del hada que —con alas bellas—
vuela en la sirena que escapa de un barco.
y a veces, salir a juntar las estrellas
que la noche loca tira por los charcos.