Batalla el enfermo
con la enfermedad,
él por no morirse
y ella por matar.
Su vigor apuran
a cual puede más,
sin haber certeza
de quién vencerá.
Un corto de vista,
en extremo tal
que apenas los bultos
puede divisar,
con un palo quiere
ponerlos en paz:
garrotazo viene,
garrotazo va:
si tal vez sacude
a la enfermedad,
se acredita el ciego
de lince sagaz;
mas si por desgracia
al enfermo da,
el ciego no es menos
que un topo brutal.
¿Quién sabe cuál fuera
más temeridad,
dejarlos matarse,
o ir a meter paz?
Antes que te dejes
sangrar o purgar,
esta es fabulilla
muy medicinal.
Lección / Moraleja:
Es peligroso encomendar asuntos graves a quien de cierto no se sabe
si podrá llevarlos a feliz término.