Iba un viejo montado en su borrico, cuando vio una pradera verde y floreciente; soltolo en ella, y el animal se revolvió sobre la fresca hierba, frotándose y refocilándose, pateando y rebuznando a sus anchas.
En esto, que viene el enemigo.
- "Huyamos, dice el viejo.
-¿Por qué? Preguntó el zanguango: ¿me pondrán doble carga?
- No, contesto el viejo, tomando las de Villadiego.
- Pues lo miso me da ser de unos que de otros. Escapad, y dejadme pacer. Nosotros no tenemos más que un enemigo, y es el amo.
Lección / Moraleja:
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