Se cuenta que el ave de Juno se alió con el de Tracia para compartir un mismo alimento. Pero surgió entre sí un desacuerdo a propósito de sus diferentes tipos de belleza y entraron en grave disputa sobre un asunto de fácil solución.
Decía el pavo que su propio cuerpo brillaba con mil matices distintos, mientras que el lomo grisáceo de la grulla le daba un tono negruzco. Y, al momento, desplegando el abanico de su cola erguida, esparció de nuevo el consabido resplandor hacia los astros.
Aunque la grulla no podía competir con la belleza de sus plumas, se dice que le lanzó estas insultantes palabras:
«Aunque tu plumaje se distinga por una innumerable cantidad de matices, siempre llevas a ras de tierra tu florida cola; en cambio, yo, elevándome en el cielo con mis feas alas, vuelo cerca de las estrellas y los dioses».
Lección / Moraleja:
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