Se cuenta que una mona, tras alumbrar un doble parto, da un trato diferente a sus dos hijos.
Pues la madre cría a uno con efusivo amor, pero rebosa de enorme odio contra el otro.
Cuando un ruido bastante fuerte aterró a la recién parida, coge a sus hijos de distinta manera: al que ama lo lleva en brazos junto a su tierno pecho; al que desdeña lo levanta y se lo echa a la espalda. Pero al ver que no puede mantenerse firme sobre sus fatigados pies, deja caer voluntariamente en su huida el peso de delante. El otro hijo, rodeándole el velludo cuello con sus brazos, se pega bien y huye con su madre a pesar de ella. Luego, también se apropia de los besos destinados a su querido hermano y sus viejos abuelos le protegen como único heredero.
Así, muchos acaban por apreciar lo que en principio habían despreciado y, cambiando la situación, la espera restituye a los humildes a mejor condición.
Lección / Moraleja:
Así, muchos acaban por apreciar lo que en principio habían despreciado.